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Historia

Historia

Anizlarrea y la Colegiata de Roncesvalles

La finca de Artikutza toma el nombre del pequeño barrio que se ubica en su interior, cuyas primeras referencias escritas se remontan al siglo XIII. En esta época, Artikutza formaba parte del término denominado Anizlarrea, propiedad de la Colegiata de Santa María de Roncesvalles que fue adquirida a través de donaciones, permutas, compras, etc. y bajo cuya autoridad se mantuvo, en parte, hasta el siglo XIX.

La Colegiata explotaba directamente o arrendaba ferrerías, derechos de producción de carbón, extracción de mineral, aprovechamiento forestal y de pastos para el ganado, siendo visibles aún los mojones con el símbolo de Roncesvalles grabado en alguna de sus caras que delimitaban los terrenos de Anizlarrea y de los seles (espacios destinados al pastoreo de ganado mayor) esparcidos por toda la superficie de Artikutza.

Con el paso de los años los derechos de Goizueta sobre Anizlarrea fueron aumentando, pero los desacuerdos y pleitos entre La Colegiata y Goizueta, así como con otros particulares comprometidos con arriendos, fueron continuos dadas las diferencias entre los intereses de ambas instituciones.

En 1815 Roncesvalles y Goizueta firmaron una concordia por la que Anizlarrea se dividió en dos partes: por un lado 5.477 has del moderno Anizlarrea pasaron a manos de Goizueta y por otro las 3.770 has de Anizlarrea Viejo, actual Artikutza, siguieron bajo el gobierno de Roncesvalles sin que Goizueta ni particulares tuvieran derecho alguno sobre ella.

Testigo de esta división son los 37 mojones que delimitaban la partición de Anizlarrea y que marcan la divisoria entre Artikutza y Goizueta.

Artikutza es expropiada...

A comienzos del siglo XIX los diferentes gobiernos liberales impulsaron un proceso desamortizador de los bienes de la iglesia y las órdenes religiosas. Roncesvalles consiguió quedar exenta de este proceso por las gestiones realizadas ante la regente María Cristina, a cuya caída estas tierras fueron finalmente expropiadas y subastadas.

Mojón de ArriurdiñetaMojón de Arriurdiñeta

Ruinas de la ferrería Goizarin Ruinas de la ferrería Goizarin

... y pasa a manos privadas.

En 1844 Fagoaga y Carriquiri pasan a ser los primeros propietarios particulares de Artikutza,  tras lo cual va cambiando de propietarios y su precio va aumentando, más por motivos especulativos que por las mejoras que se van realizando en ella.

Hacia 1896 comienza la construcción del ferrocarril minero que uniría el entorno minero de Elama con la estación de Rentería. El conde de Aldama siguió con la explotación del ferrocarril y de la finca que fue vendida posteriormente a Rafael Picavea, quien entre otras sociedades funda la "Compañía explotadora de Artikutza S.A". junto con el marqués de Acillona, quien posteriormente será propietario de la finca.

En enero de 1919 el ayuntamiento de San Sebastián compra a los herederos del marqués de Acillona por 3.200.000pts (unos 19.233€) la finca de Artikutza.

Trabajadores hacia el año 1903 en la actual ubicación del embalse de EnobietaTrabajadores hacia el año 1903 en la actual ubicación del embalse de Enobieta

Agua para San Sebastián

A Comienzos del siglo XX, durante la "Belle Époque", el ritmo de crecimiento de la población de San Sebastian es extraordinario, más aún en verano por ser elegida como ciudad de veraneo por la realeza Española.

Los pozos y manantiales cercanos a la ciudad no son suficientes para abastecer a la ciudad y se estudian nuevas soluciones buscando aguas arriba del Urumea y finalmente se construye una pequeña presa en el rio Añarbe, en el límite con la finca de Artikutza.

El año 1902 las fiebres tifoideas acaban con la vida de 40 personas, lo que enciende las alarmas y tras inspeccionar aguas arriba de la presa, se localiza el foco de la infección en dos habitantes del barrio de Artikutza enfermos de fiebres tifoideas que infectan el río ( lavado de ropas, vertido de aguas fecales de las viviendas...), cuyas aguas confluyen en el río Añarbe.

Este hecho es el detonante para que el ayuntamiento vea necesario el control absoluto sobre Artikutza.

Entre 1950 y 1960 se construye la presa de Enobieta, dentro de la finca, que por problemas geológicos no llega a terminarse, quedando su capacidad reducida a la mitad de lo inicialmente proyectado. Los problemas de filtración por uno de sus estribos provocan una nueva disminución de su capacidad.

Se hace necesario un nuevo embalse que se construye en Añarbe y que comienza a funcionar en 1975 abasteciendo a toda la comarca de Donostialdea, quedando el embalse de Artikutza sin suministro directo a la ciudad.

Actualmente el agua de Artikutza llega a Añarbe por su cauce natural habiéndose abandonado la red de canales que se diseñó. La mayor parte del agua que almacena Añarbe procede de Artikutza.

Tras difíciles negociaciones, en 1919 el ayuntamiento se hace con la finca, y se construye una amplia red de tuberías y canales que aprovecha el agua de todos los manantiales y se prohíben todas las actividades susceptibles de contaminar el agua: explotaciones forestales, mineras, presencia de ganado... Además, se limita el acceso de personas, y se abandonan los caseríos dispersos por la finca (Elama, Goizarin, Egazki,..), trasladando a todos sus habitantes al barrio de Artikutza.

Presa de Ugalde Presa de Ugalde

Construcción de la presa de Enobieta en 1951. Construcción de la presa de Enobieta en 1951.

La prioridad: el Medio Ambiente.

Habiendo perdido Artikutza la función de suministro directo  a la ciudad, el aspecto medio ambiental toma, si cabe, mayor importancia. En 2004, Artikutza pasa a formar parte de la Red Natura 2000, y en 2016 se declara Zona Especial de Conservación (ZEC).

Pero el ayuntamiento decide dar un paso más y revertir, en la medida de lo posible, las afecciones que la construcción de la red de abastecimiento producía en los ríos. Los azudes o pequeñas presas existentes rompían la conectividad del cauce, lo que perjudicaba a la fauna piscícola y disminuía la capacidad de transporte de los sedimentos, que, en consecuencia, se acumulaban aguas arriba de las presas.

Así, en el otoño de 2014, se derriban 7 pequeñas presas distribuidas por los principales ríos de Artikutza.

Solo queda la presa grande. Lo que al principio parece imposible, la eliminación de la presa de Enobieta, poco a poco va cogiendo forma.

Esta gran presa, al igual que las pequeñas que se han eliminado, impide la circulación de la fauna piscícola, pero además regula los caudales modificando la magnitud y frecuencia de las crecidas naturales típicas de estas regatas. Por otro lado, en la gran masa de agua que acumula, se dan una serie de reacciones químicas (ausencia de oxígeno, precipitación de metales...)  que perjudican la calidad del agua.

Durante 2016 y 2017, se encargan una serie de trabajos para conocer los efectos que el vaciado del embalse podría ocasionar en la red hídrica de Artikutza.

A continuación, se extrae la población de cangrejo autóctono que desde 2008 poblaba este embalse, y se inicia un desembalse lento y progresivo que culmina en febrero de 2019 con la apertura de la compuerta de fondo de la presa.

A partir de esta fecha, el embalse desaparece, y se inicia una rápido proceso de regeneración del espacio que ocupaba el agua.

El ayuntamiento, obligado por la imperante necesidad de agua para la ciudad, inició a finales del siglo XIX la construcción de una gran red de abastecimiento de agua, que culminó con la construcción de la presa de Enobieta en la década de 1950.

Ahora, una vez solventado el problema del abastecimiento gracias al embalse de Añarbe, se ha hecho un gran esfuerzo por desmantelar todas las infraestructuras construidas para revertir la situación y dejar los ríos lo más parecido posible a su estado original.

Demolición de la presa de Erroiarri Demolición de la presa de Erroiarri.

Una lancha motora en el embalse Una lancha motora en el embalse

Fotografía de helechos en macetas Fotografía de helechos en macetas

Los bosques autóctonos que durante más de 100 años han evolucionado y madurado prácticamente sin ser intervenidos y el magnífico estado de conservación de la red hídrica hacen de Artikutza uno de los enclaves mejor conservados y más singulares de Europa.

Fotografía de Artikutza
Fotografía de Artikutza ahora
Aspecto del embalse recién vaciado y un año después.