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36. Monumento víctimas del incendio de la c/ Urbieta 1893

Nuestra Señora de Uxue
  • Año: 1894
  • Promotor: Ayuntamiento de San Sebastián
  • Arquitecto: José de Goicoa
  • Ejecución: Francisco Eguren

Monumento víctimas de la calle Urbieta 1893. En torno a las doce y media de la madrugada del día 19 de marzo de 1893 se originó un grave incendio en la calle Urbieta.  Éste comenzó en la bodega del nº 6, conectada al local de confitería y licores de la planta baja. Pronto se propagó por la caja de escalera y patio interior al resto de las plantas llegándose a ver, al poco tiempo, las llamas desde el parque Alderdi-Eder. Debido a que la vivienda nº 6 no presentaba medianera con la nº 4 y 8, éstas también fueron devoradas por el fuego si bien, dio tiempo a desalojar a los inquilinos de ambos inmuebles.

Algunos vecinos de la casa, foco del fuego, pudieron salvarse como los que habitaban en el último piso que gracias a la astucia del maestro de obras, Miguel Irastorza, escaparon de las llamas saltando por los tejados colindantes. 

La operación fue dirigida con esmero por el arquitecto municipal José de Goicoa y el ayudante de éste y jefe de bomberos, el maestro de obras Juan Muguerza. El cargo de arquitecto municipal conllevaba el de ser jefe de bomberos y los trabajadores de las diferentes ramas de la construcción estaban obligados a participar. Los operarios, que acudieron a sofocar el incendio, mostraron actitudes heroicas como reconoció la prensa al día siguiente pero también afirmó que fue insuficiente.

Toda la prensa donostiarra se hizo eco de las deficiencias del servicio de incendios: la tardanza en acudir los ‘bomberos' al siniestro y el número escaso de operarios, lo insuficientes que resultaron las cinco mangueras a lo que hubo que añadir la escasez de medios de auxilio, todo ello hicieron que el fuego tomara tal magnitud. Se lamentaban de la inexistencia de un cuerpo de bomberos profesionales pues los que actuaban como tal eran ciudadanos que a su oficio de carpintero, albañil, zapatero etc. añadían el de actuar voluntariamente como bombero en casos señalados. No era un cuerpo organizado. Tampoco existía un retén listo para acudir inmediatamente donde se les solicitaba. Todas estas cuestiones fueron dirigidas al Ayuntamiento. Además, también se habló de la imprudencia del propietario del local pues el alcohol acumulado en la bodega hizo que el fuego se extendiera con rapidez, además, de la acumulación de leña, en bodegas y patios de las casas. Para todo ello se habló de la existencia del artículo 50 de las Ordenanzas de Edificación de Casas para la ciudad de San Sebastián en el que todo ello estaba prohibido. También la deficiencia en la construcción por la falta de paredes medianeras en la casa siniestrada. Éstas, según las Ordenanzas de Edificación serían de cal y canto excluyendo toda  materia combustible. Se exigía mayor vigilancia de las ordenanzas.

Las suscripciones en ayuda a las víctimas del incendio se organizaron inmediatamente en diferentes locales de la ciudad.

La misa funeral de los 24 vecinos fallecidos se celebró en la iglesia de Santa María. 

El taller marmolista de Francisco Eguren utilizó la piedra de Motrico para la estela, lugar en el que se gravaron en tono dorado la dedicatoria y el motivo ornamental de la rama de laurel, tomada ésta como símbolo de gloria. Acotando el espacio sepulcral 6 pilares de fundición asentados sobre piedra caliza y unidos por una cadena colgante.   

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