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Biodiversidad urbana

Cómo disfrutarla e impulsarla desde casa

¿Por qué es tan importante la biodiversidad urbana?

Según Naciones Unidas, en 2050 el 66 % de la población mundial vivirá en las ciudades y e la superficie urbana total aumenta sin cesar. El ser humano se enfrenta a grandes problemas como el cambio climático, la escasez de recursos o la pérdida de biodiversidad, en cuya solución debe tenerese en cuenta la biodiversidad urbana en los planes de urbanismo y en el comportamiento de la ciudadanía.

A pesar de que la ciudad ocupa, destruye y fragmenta hábitats naturales, dentro de ellas existe una biodiversidad urbana que proporciona múltiples servicios ecosistémicos.

¿Qué hay en nuestras ciudades?

Si bien el entorno urbano no es el más adecuado para la mayoría de los seres vivos, muchas especies se adaptan gracias a la abundancia de alimento, la ausencia de depredadores o las temperaturas más suaves por el efecto isla de calor que encuentran.

Por ejemplo, según los estudios, el 20% de la diversidad aviar se encuentra en las ciudades. Además de las conocidas palomas y gaviotas, pueden verse otras aves como gorriones, urracas, golondrinas, aviones o carboneros. Y, sorprendentemente para muchos, algunas rapaces (cernícalos, cárabos o halcones) también vuelan sobre nuestras casas.

Además, podemos encontrar insectos como moscas, avispas, abejas, hormigas, mariposas, polillas, etc., en las paredes de piedras al sol es fácil ver lagartijas y otros reptiles, y en parques y jardines vemos pequeños mamíferos, anfibios y peces.

También existe un mundo de vegetación, no sólo en parques y jardines, sino también en pequeñas oquedades en los muros de cualquier edificio antiguo, en los bordes de caminos en los barrios, en el borde del rio Urumea (especialmente allá donde todavía no está canalizado),... Todas esas pequeñas plantas aportan su grano de arena a la biodiversidad urbana. A diferencia de los animales que se mueven, las plantas siempre están ahí, son más fáciles de encontrar. Merecen un poco de observación y respeto. También son habitantes de la ciudad, como nosotros.

La vegetación además, supone el primer eslabón de la cadena trófica, pues son los únicos seres vivos capaces de generar materia orgánica a partir de materia inorgánica y luz. Así que todos los demás seres vivos dependemos de ella.

La relación entre urbanismo y conservación de la naturaleza es complicada, y aún se conservan muchas inercias de urbanización (cementar los espacios públicos, enbaldosar las terrazas de los pisos bajos...) debido a que son más fáciles de mantener en general y nos dan menos trabajo. Pero la biodiversidad urbana trae muchos beneficios que no puede proporcionar el cemento y que se deberían cuantificar y tener en cuenta en las valoraciones de los grandes planes de ordenación urbana.

¿Qué puedo hacer yo?

Todo esto se puede extrapolar a las proporciones de una vivienda o piso, donde las plantas captan la energia lumínica para crear materia orgánica, evitando que se transforme en energía térmica, igual que lo hacen en una calle o un jardin. Así, en nuestros pisos podemos tener más plantas para conseguir, además de beneficios estéticos y emocionales, reducción de la temperatura y sensación de frescor. Algo a tener en cuenta en las olas de calor que, según los estudios realizados, serán cada vez más frecuentes e intensas.

Además, en ventanas y balcones podemos observar, prestando un poco de atención, más animales de los que imaginamos, y podemos hacer varias cosas por hacer que sean más y más. Asi, por ejemplo, podemos construir comederos de pájaros, refugios de insectos... para ayudarles a vivir más cómodamente en nuestras ciudades, y asi, permitirles que nos ayuden a hacer de ellas unos entornos más adaptados al cambio climático.

¡Aprovechemos, pues, todo lo que la naturaleza nos puede aportar si la introducimos en nuestros hogares y ciudades!

Aquí teneis algunos recursos para ampliar información en este tema.