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Antecedentes del Cuerpo de Bomberos de San Sebastián



Concienciados los donostiarras de los estragos que a lo largo de su historia habían causado los incendios en la ciudad el Ayuntamiento decidió adquirir una bomba contra incendios. Para ello se realizó un estudio por las ciudades del estado y del extranjero decidiéndose en el año 1817 la adquisición de una en París que le costó a la ciudad 6.746 reales de vellón.

Los vecinos de la ciudad también decidieron unirse de forma que conjuntamente pudieran hacer frente a las pérdidas que ocasionaban los incendios. De esta forma el 8 de Mayo de 1842 se creó la Sociedad de Socorros Mutuos de Incendios de Casas de San Sebastián.

Las casas que formaban parte de esta sociedad se identificaban con un ladrillo o placa blanca con la leyenda "S.os M.os Sn. Sn." en letras azules. Estas placas son hoy en día visibles en numerosos edificios de la ciudad.


Desde que se tiene constancia eran las personas de los gremios de la construcción, especialmente los carpinteros, quienes tenían como misión apagar los incendios que se originaban. Sin embargo, a raíz de la creación de la Mutua, todos los vecinos, bajo pena de multa, tenían la obligación de acudir al lugar del incendio y ayudar en las labores de extinción acarreando agua en cubos al lugar.

Esta forma de funcionamiento era en la mayoría de las ocasiones de una eficacia mínima, por lo que los responsables de la Mutua vieron la necesidad de organizar un cuerpo de personas especializadas que acudiesen de forma rápida y evitasen las desastrosas consecuencias de los incendios.

De esta forma nació el Cuerpo de Bomberos de San Sebastián.