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21. Panteón Luzuriaga

Santa Catalina 146-150
  • Año: 1943
  • Propietario: Victorio Luzuriaga
  • Arquitecto: Ricardo Olarán Añíbarro
  • Ejecución: Altuna
  • Estilo arquitectónico: Clasicismo

Clasicismo. Victorio Luzuriaga en 1943 interpretó su pabellón industrial en Alza como el templo a una producción bien hecha. Por estos años reforma su antigua sepultura y contó con el mismo arquitecto que levantó su pabellón industrial, Ricardo Olarán. El arquitecto buscó en el clasicismo las notas para ejecutar una arquitectura que se levanta ante nosotros como un monumental pórtico. Los elementos decorativos, si bien acordes con la función del monumento, parecen ser elementos anecdóticos sobre todo las guirnaldas asociadas a cada una de las pilastras. Éstas, con su frente acanalado recuerdan la decoración tubular de la etapa racionalista. Y es precisamente esta solución junto a la alargada cruz, las que contribuyen a la intención más destacable del monumento como es su verticalidad, como lema de ascensión por la labor bien hecha, ahora, de vida cristiana.

En la segunda mitad del siglo XIX, cuando florece la industria metalúrgica guipuzcoana, el municipio de San Sebastián se quedó al margen a pesar de disponer de un puerto naviero. Ya entonces se impuso la función residencial y de ocio para la capital guipuzcoana. Aún así el joven Javier Luzuriaga Arpide * 1855 Oiartzun + 1928 San Sebastián, montó junto a un socio, en 1887, una pequeña fundición en el Paseo del Muelle y más tarde en la calle 31 de Agosto. En 1898 se trasladó a Ategorrieta para dar el salto definitivo veinte años después a Pasaia con la compra de fundiciones Molinao.

A su muerte le sucedió su hijo Victorio Luzuriaga Iradi *1881 Lasarte-Oria + 1960 San Sebastián, quien llevaría a Astilleros Luzuriaga a la categoría de "imperio industrial". Afrontaron con decisión los problemas que impedían el desarrollo óptimo de la factoría. Podemos destacar cuatro hitos en su trayectoria: la instalación del dique flotante, frente al puerto de Pasai San Pedro, en los años de la República. En 1945, tras el final de la Segunda Guerra Mundial, se dio una carencia del carbón de cok, materia esencial en una fundición. Desde Luzuriaga se lanzaron a importarlo desde Inglaterra. Así también solucionan la carencia de la gasolina en los años cuarenta con la fabricación de gasógenos para coches y camiones, desde donde dieron el salto a la producción de piezas moldeadas para automóviles creando lazos con la empresa SEAT. Pero además debían solventar la escasez de fluido eléctrico, dado que fue una época de grandes apagones, para resolverlo compraron una central térmica en Hernani.

Su hijo Francisco Luzuriaga Tobalina y su yerno José Urresti Andonegui le sucedieron en la dirección de la empresa que en los años setenta entró en crisis como todo el sector siderúrgico vasco.

A principio de los noventa desaparece "Astilleros Luzuriaga S.A." empresa, que en sus mejores momentos alcanzó a emplear 4000 obreros, pasando dicha factoría a manos de Fagor.

El 24 de diciembre de 1888 el periódico El Guipuzcoano se hace eco de las personas  agraciadas con el premio gordo de la lotería de Navidad caído en San Sebastián. "Los Sres. Iraizoz y Luzuriaga, fundidores del Muelle que tenían un décimo, han obtenido 25.000 duros…." El número era el 4211.

Gracias al premio de la lotería junto a un crédito bancario Javier Luzuriaga compró la Fundición Molinao a sus propietarios, la familia Brunet y el Duque de Mandas. La compra se selló con un apretón de manos.  

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